Su nombre: Alfonso Herrera Rodríguez
Signo Zodiacal: Virgo
Lugar de nacimiento: México, Distrito Federal
Nació el día:28 de Agosto de 1983
Desde pequeño: 
Alfonso mostró interés por la actuación, fue por ello que
tomó la decisión de ingresar al CEA (Centro de Educación Artística de Televisa), y demostrar su talento.
Trayectoria: 
Se dio a conocer en el 2002 con la película Amar te duele, del director Fernando Sariñana (Altavista Films videocine), incursionando después en televisión con las telenovelas Clase 406 y Rebelde del productor Pedro Damián.
En su tiempo libre: 
Le gusta de practicar el ski acuático, capoeira, fútbol y ver
películas. Tiene una gran colección de Cd´s y Dvd´s.
Se ha caracterizado :
 Por su sencillez y gran talento frente a las cámaras.
Dado que es un joven muy atractivo al que le gusta tener muchas
amigas.
Que le molesta:
Reconoce que no le molesta cuando los medios de comunicación
llegan a especular sobre su vida sentimental al verlo con una amiga en algún acto público. Así como le inventan cosas a él, afirma, también se las inventan a muchos de sus compañeros.
Alfonso tuvo un gran amor: 
cuando grababa la telenovela producida por Pedro Damián, Clase 406, la ex integrante de Jeans, Dulce María.
Aunque al cabo de un tiempo la llama del amor se apagó, esta pareja reanudó su noviazgo un par de meses después que  ambos
comenzaran a trabajar en Rebelde.
En todo momento se les veía muy cariñositos, pero el verse a diario y convivir más de 18 horas se volvió algo rutinario. Por eso esta joven
pareja decidió terminar definitivamente.
Tiempo al tiempo es lo que dice Alfonso Herrera para encontrar un
nuevo amor, algo que no le mortifica ya que hace lo que más le gusta, actuar.
En la pantalla grande:
 participó en Amar te Duele, cinta dirigida por Fernando Sariñana, donde compartió créditos con Martha Higareda, Luis Fernando Peña, quien también participó en Clase 406, y Armando Hernández (Clase 406 y Rebelde), entre otros.
Por último, a este rebelde la fama no se le ha subido a la cabeza, ya que tiene como filosofía de vida, tener los pies bien puestos sobre la tierra.